Los 12 Trabajos de Hércules
Hércules es el héroe mitológico por excelencia.
Sus hazañas no sólo entretenían a los hombres griegos a modo
de relatos épicos sino que simbolizaban otros aspectos que eran importantes
para ellos, como la invariabilidad del destino y el crecimiento personal,
convirtiéndose en un modelo a seguir.
Hércules era el hombre fuerte, semi-mortal criado bajo las
tutelas de seres míticos y extraordinarios que forja su propio destino sin los
yugos de los dioses. Él se enfrenta a las iras divinas cara a cara y sale
victorioso, es conocedor de sus capacidades y está seguro de sí mismo, pero
Hércules también es mortal, así que dispone de comportamientos humanos, ello lo
hace más vulnerable a los ojos del hombre griego, pues el héroe también se
equivoca. Ese aspecto le confiere un halo más humano, algo que los griegos
conocen bien, pues toda su religión está basada en deidades antropomórficas
donde se cuestiona la personalidad y actitud de los propios Dioses, las
debilidades forman parte del carácter de éstos y se muestran en cada relato
sacro.
Hércules es hijo de Zeus y de Alcmena, el dios se enamoró
perdidamente de ella por lo que aprovechando la ausencia de su marido Anfitrión
que estaba luchando contra los teleboides, tomó su forma engendrando a
Hércules. Anfitrión a su llegada yació con su esposa por lo que igualmente
engendró otro hijo, con unas horas de diferencia, al que llamaron Ificles.
Cuando Hera se enteró, enfureció de cólera y sabiendo que Zeus le había
procurado una fuerza física descomunal a Hércules, y que había predicho que
éste sería rey de Argos, postergó el nacimiento de los niños hasta los 10 meses
y adelantó el de su primo Euristeo, haciéndolo por edad heredero de la corona
de Argos. La propia diosa intentó matar al bebé cuando contaba con ocho meses
de vida poniendo dos serpientes venenosas en su cuna pero Hércules logró
matarlas con sus propias manos.
La infancia del héroe fue la propia que se les encomendaba a
los niños de la época, destacó por su fuerza y valor pero en cuestiones
artísticas Hércules era nulo, por lo que en un ataque de ira mató a Lino, el
maestro de lira por excelencia, por lo que Anfitrión le castigó obligándole a
cuidar los rebaños hasta los 18 años en el monte Citerón. Fue ahí donde
Hércules dio muerte a un león por orden del rey Tespis que estaba acabando con
el ganado de la zona, mientras duró la empresa el héroe se hospedo en el
palacio de este, yaciendo cada día con una de las cincuenta hijas que tenía el
rey.
El día que Hércules acabó con el león tropezó en el camino
con los emisarios del rey Ergino, un rey despiadado que hacía pagar unos
tributos abusivos a Tebas, por lo que les arrancó las orejas y la nariz y las
envió a modo de collar al rey, éste enfurecido inició una guerra contra Tebas,
pero Hércules lucho del lado de este último, saliendo vencedor de la contienda
y consiguiendo el favor del rey Tebano que agradecido le ofreció a su hija
Megara.
Hera, encolerizada por los éxitos de Hércules, se apareció a
Euristeo dándole órdenes explícitas de que impusiera a Hércules doce pruebas
que no pudiera realizar, así fue como Hércules fue llamado a su presencia, al
principio se negó pero consultó el oráculo que le indicó la necesidad de
realizarlos, Hércules en un ataque de ira, y bajo los efectos del
enloquecimiento que le envió Hera, mató a sus propios hijos. Al volver en sí se
dio cuenta de su error y abandonando a su desconsolada mujer Megara, se puso
bajo el yugo de la autoridad de Euristeo en Argos, iniciando los doce trabajos
que le iba a encomendar.
Los doce trabajos, según los expertos podrían englobarse en
dos grupos de seis. Los seis primeros se refieren a las pruebas que están
localizadas en el Peloponeso, las otras seis se dan en diferentes puntos
geográficos y en lugares míticos.
El león de Nemea
Esta bestia era hijo de Ortro y nieto de Tifón, fue educado
y criado por la diosa Hera que lo situó expresamente en la región de Nemea para
que acabara con la población del lugar cuando caía la noche, asesinando a
cuantas personas se cruzaran con él, la prueba consistía en acabar con el
animal, y lo cierto es que Hércules intentó acabar con éste lanzando sus
flechas, pero el animal tenía la piel tan dura y era tan feroz y voraz que el
esfuerzo fue inútil. Hércules entonces, cerró con rocas una de las salidas de
la cueva del animal, lo acorraló dentro y utilizando sus propios brazos, lo
asfixió. Posteriormente, arrancó su piel y se la colocó sobre sus espaldas y la
cabeza a modo de casco, volviendo victorioso a Argos.
Fue de esta forma como se le representó en las cerámicas y
esculturas griegas y romanas posteriormente, incluso Cómodo, el emperador, se
disfrazaba de Hércules para expresar su fortaleza y su halo mítico en los
espectáculos de gladiadores donde él mismo participaba.
Al igual que el león de Nemea, Hera crió a Hidra, una
serpiente mitológica de nueve cabezas hija de Equidna y Tifón, era colosal en
sus proporciones, sus escamas duras como el acero y su aliento era venenoso y
mortal pues desprendía gases tóxicos, de hecho era mucho más peligrosa que el
león, porque aunque Hércules cortaba sus cabezas, de cada herida brotaban otras
dos multiplicándose el peligro, asimismo de la sangre que manaba y que caía al
suelo crecían escorpiones.
Apoyado por su sobrino Yolao, Hércules le mando hacer un
fuego en el bosque que les rodeaba, esto le permitió quemar con los troncos
ardientes cada una de las cabezas que seccionaba, cicatrizando la herida e
impidiendo que de nuevo crecieran otras. Viendo que la del medio era inmortal,
la cortó con su harpe, y la enterró, colocando sobre ella una enorme roca.
En un primer momento Euristeo, quiso anular
la prueba alegando que Hércules había hecho el trabajo con su sobrino, pero
finalmente por las presiones la dio por buena.
El jabalí de Erimanto
El tercero de los trabajos consiste en capturar, que no
matar, a un jabalí enorme y muy feroz que vivía en el monte Erimanto, para
hacerlo salir de su madriguera Hércules empezó a gritar obligándolo a huir
hacia la zona de la montaña más cubierta de nieve. Ello hizo que el jabalí no
pudiera huir tan fácilmente debido al espesor y que sus pezuñas se hicieran más
pesadas. De esta manera le fue mucho más sencillo someterlo y llevárselo
consigo. Cuando Euristeo vio la bestia
huyó a esconderse diciéndole a Hércules que se deshiciera de él.
Este animal era uno de los ciervos consagrados a la Diosa
Artemisa, la cazadora, sus cuernos eran de oro y sus pezuñas de bronce y era
tal su agilidad y velocidad que Hércules tardó un año entero en su empresa, el
animal recorrió todo el mundo conocido hasta los Hiperbóreos, con lo que tuvo
que recular, cobijándose posteriormente en Artemisio pero Hércules le clavó una
flecha haciendo relativamente sencillo el apresarla y cargar con ella. A medio camino,
el héroe se encontró con Artemisa y Apolo, que viendo que había apresado a un
animal sacro quisieron darle muerte, no obstante Hércules inculpó del hecho a
Euristeo y apiadándose de él, le dejaron marchar con el botín.
Las aves de estinfalo
En el quinto trabajo Hércules debe acabar con una plaga de
aves (según algunos mitos provistas de alas, picos y zarpas de cobre) situadas
en el lago Estinfalia en la Arcadia que están destruyendo los cultivos.
Para hacerlas salir de la espesura del bosque Hércules
utilizó unas castañuelas proporcionadas por Atenea y fabricadas por el Dios
herrero Hefesto, el ruido que emitieron las asustó por lo que emprendieron el
vuelo alejándose de la protección de los árboles. Hércules con sus flechas
envenenadas las fue haciendo caer una por una acabando con todas ellas.
Este episodio tiene como protagonista a un rey de la Elide
en el Peloponeso, llamado Augias. Éste disponía de establos con una gran
cantidad de ovejas y cabras de su propiedad, pero su avaricia era tal que no
quería gastarse dinero en la limpieza de los establos por lo que los
excrementos de los animales se amontonaban desde hacía años. Euristeo, queriendo
doblegar y ridiculizar a Hércules le obliga a limpiarlos. A cambio el rey le
promete un tercio del ganado si logra limpiarlo todo, Hércules desvió los
cursos de los ríos Alfeo y Peneo, y los dirigió hacia los establos limpiándolo
todo. El rey quiso incumplir el pacto hecho con Hércules por lo que
posteriormente inició una guerra contra él dándole muerte por su ofensa.
El toro de Creta.
El toro, muy presente en la cultura micénica forma parte del
sexto de los trabajos. El animal fue un regalo hecho por Posidón al rey Minos
que debía sacrificarlo en su honor, pero el rey desobedeció las órdenes por lo
que el dios volvió loco a la bestia arrasando todo y todos cuantos tenía a su
paso. Euristeo encomendó a Hércules a que le trajera el toro vivo, después de
que el héroe viajara hasta Creta le solicitó ayuda al rey, pero éste se la
negó, aunque le invitó a que lo hiciera por sí mismo. Hércules logró capturarlo
y lo portó hasta Grecia cruzando el mar con el animal sobre sus hombros.
Euristeo quiso ofrecerlo a Hera a modo de regalo, pero se negó en redondo a
aceptar algo que viniera de las manos de Hércules por lo que fue dejado en
libertad.
En esta ocasión Euristeo le encomienda la misión de traerle
las yeguas del rey Diomedes de Tracia, hijo del dios Ares, y famoso por su
crueldad pues a los caballos los alimentaba con carne humana. Para ello,
Hércules mató al rey y lo descuartizó para alimentar a los animales y poder
saciar su hambre, de esta manera le resultó mucho más sencillo apresarlos y
llevarlos a Grecia consigo.
La hija de Euristeo, Admeta deseaba tener el cinturón de la
reina de las Amazonas, Hipólita, regalado por el dios de la guerra Ares.
Hércules se dirigió a Temiscira y le solicitó a la reina que se lo diera, ésta
aceptó gustosamente, pero la diosa Hera enfurecida por la facilidad, se
disfrazó de Amazonas y sembró el rumor de que Hércules quería raptar a la
reina, por lo que los hombres de Hércules y las guerreras amazonas iniciaron
una batalla, que acabó con la vida de la reina en manos de Hércules.
En esta ocasión Euristeo mandó a Hércules traerle los bueyes
pertenecientes a Geriones, y que pacían en la isla de Eritrea.
Hércules después de atravesar Libia y el océano con la copa
proporcionada por el dios Helio, llegó a la zona donde estaban los bueyes al
cuidado de Euretión y su perro Ortro. Para hacerse con ellos el héroe tuvo que
matar a ambos, pero el pastor que custodiaba el rebaño del Dios Hades estaba
cerca, así que avisó a Geriones que Hércules había matado a su pastor y que
huía con su rebaño. En vano el rey intentó darle muerte pues Hércules acabó con
la vida del rey.
Este ser mitológico era un perro de tres cabezas que
custodiaba las puertas del inframundo, donde residían las almas de los muertos,
éste se encargaba de que no entraran los vivos ni pudieran salir los muertos.
Euristeo, encargó a Hércules que le trajera al can, sabiendo de antemano que
nadie podía salir del infierno. Zeus para esta empresa le pidió a Hermes,
conductor de las almas, que acompañara a su hijo, Hércules por su parte se
inició previamente en los misterios de Eleúsis y se puso camino a Tenaro, donde
se creía estaba la puerta de entrada a los infiernos. Cuando llegó se encontró
con Teseo encadenado, Hércules le liberó de sus cadenas y emprendió el camino,
cuando estuvo frente al dios Hades le solicitó a Cerbero, pero Hades le instó a
que fuera él mismo quién redujera a la bestia, y así lo hizo, con sus enormes
brazos, Hércules sometió al animal y se lo llevó a Euristeo, quién asustado
obligó a Hércules a que se deshiciera de él. El héroe lo devolvió a Hades.
Las manzanas de oro de las Hespérides
Cuando la diosa Hera se casó con Zeus, Gea, les regaló unas
manzanas de oro, que Hera plantó en su jardín y que custodiaban las Hespérides
con la ayuda de un dragón.
Euristeo mando a Hércules a que cogiera los frutos de Hera,
para ello Hércules tuvo que vagabundear por diferentes lugares del mundo
haciendo uso de la copa de Helio para poder localizar el jardín. En una de las
incursiones liberó a Prometeo de su cautiverio y éste a modo de recompensa le
instó a que encontrara al Titán Atlas que era quién soportaba el peso de la
Tierra y el único que sabía donde estaba el jardín de las Hespérides.
Hércules llego a la región de los Hiperbóreos, encontrándose
con Atlas. Para convencerle le dijo que él mismo sostendría el mundo liberándole
de la carga mientras Atlas iba a buscar las manzanas. Así fue como Atlas volvió
con las manzanas en sus manos, pero le dijo que él mismo iría a dárselas a
Euristeo, Hércules viendo que sería condenado a cargar con la Tierra sobre sus
hombros, engañó de nuevo al Atlante, diciéndole que por favor, sostuviera un
momento el mundo mientras se colocaba una almohada en los hombros para
protegerlos, Atlas cayó en la trampa y Hércules marchó con las manzanas.
Finalmente como Euristeo no sabía qué hacer con éstas, se las regaló de nuevo a
la Diosa, quién las volvió a colocar en su jardín.
Hércules murió en una pira incendiaria que él mismo solicitó
que hicieran, debido a que la túnica que encargó para vestir el día que tenía
que hacer un sacrificio a Zeus, la impregnaran de un veneno que al calor se
adhería a la piel. Al no poder desprenderse de ella y debido al dolor de las
quemaduras y el veneno, se hizo prender, mientras Zeus recogía su alma y la
llevaba al Olimpo convirtiéndolo en Dios.
El culto a Hércules está presente en todas las zonas que
presumiblemente recorrió en sus numerosas hazañas. Ejemplo de ello es Agrigento
en la isla de Sicilia, donde se localiza un templo dórico en su honor.
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